Tomado de www.biblia.com
Algunos ejemplos de la interpretación bíblica en esta teología: Una prueba decisiva de la validez de cualquier orientación teológica es su capacidad de inspirar interpretaciones fieles y edificantes de la palabra de Dios. Según todas las normas de sana interpretación, la teología de la prosperidad sale muy mal ante este criterio. Como enfoque hermenéutico, esta teología se ha mostrado muy fecunda y productiva… ¡de pésimas interpretaciones bíblicas! Veamos algunas pocas de ellas:
(1) Fundamental a la teología de la prosperidad es “la ley de la siembra y la cosecha”. Un predicador en Enlace, dejando caer su Biblia sobre el púlpito, comparó la ley de la siembra con la de la gravitación. Tal “ley” no tiene base en el sentido del texto. En primer lugar, 2 Cor 9:10 no plantea una ley sino una analogía agrícola de un principio muy general, que tiene muchas excepciones en la agricultura (cuando falla la cosecha). En segundo lugar, esta interpretación impone sobre el texto un concepto moderno de “ley” totalmente ajeno a la mentalidad antigua. En tercer lugar, el texto no tiene nada que ver con diezmos ni tampoco con una especie de regateo con Dios. En cuarto lugar, Pablo no está pidiendo dinero para sí mismo ni para la iglesia sino para los pobres de Jerusalén. Y en quinto lugar, todo el pasaje se inspira en el ejemplo de Jesús que se hizo pobre para enriquecer a otros (2 Cor 8.9).
De esta ficticia “ley” se sacan conclusiones como que “si no hay semilla, no hay milagro” o que “hay que amarrar la visión con una ofrenda”. ¿Donde enseña la Biblia que nuestras ofrendas “amarran” algo? Todo este juego hermenéutico es una orgía de especulación.
2) El irrespeto al texto bíblico se reveló recientemente (Enlace, 7 agosto 2009) cuando se presentó como traducción de Mt 19:21 (Mr 10:21; Lc 18:22) “Vende lo que te sobra”. Mateo dice “vende lo que tienes”, no “lo que te sobra”, y Marcos y Lucas lo amplían en “vende todo lo que tienes”. ¡Qué manera de acomodar el texto a nuestros intereses y preferencias! En esa hermenéutica, el texto tiene que significar lo que yo quiero que signifique.
(3) Los predicadores de la prosperidad suelen suponer, gratuitamente, que la interpretación de ellos es la única posible, de modo que no aceptar esa interpretación es no creer la Biblia: “Algunos dicen que la ofrenda no tiene nada que ver con el milagro. ¿No leen ellos la Biblia? Siempre el altar produce el milagro”. En un comentario sobre la frase “todas estas cosas os serán añadidas” (Mat 6:33; Lc 12:31), interpretada como una fórmula mecánica para la riqueza, sin excepciones, un predicador en Enlace se permitió decir, “si esto no se cumple, entonces Jesús mintió”. No tomó en cuenta la tendencia antigua de declarar algo sin mencionar las posibles excepciones. Entonces, en realidad su comentario significaba, “Una de dos: o mi interpretación literalista e incondicional es correcta, o Jesús está mintiendo”. Además, en todo este pasaje (Mat 6:24-34) Jesús condena el afán por las cosas materiales en vez de una tranquila confianza que el Señor proveerá todo lo necesario para una vida digna y honrosa. Es un pasaje muy incómodo para la teología de la prosperidad.
(4) Ante la actual crisis de Wall Street, algunos (Rony Chávez, Enlace, 11.15.08) han apelado al éxodo para inventar una teoría de “la transferencia de riqueza”. Según Chávez, textos como Ex 3:22 y 35:36 significan que “la riqueza que los mundanos han perdido en los casinos, cambiará de manos, porque es tiempo de transferencia”. ¡Cualquier teología capaz de producir tan mala exégesis, no es digna de ser creída!
(5) Frases bíblicas como “serás cabeza y no cola” o “Fui hecho para estar arriba”, fuera de contexto, fomentan ambiciones personales carnales. ¿Si estamos “arriba”, entonces, ¿encima de quién? ¿Quienes, en ese plan, deben estar “abajo”? Es cierto que somos hijos e hijas del Rey, pero el rico no es más “hijo” que el pobre, ni ser hijo de Dios significa necesariamente ser próspero materialmente.
(6) Contra toda la evidencia bíblica, estos predicadores pretenden probar que Jesús era acomodado económicamente. Un argumento favorito de ellos es que Jesús poseía una túnica sin costura, “de un solo tejido de arriba abajo” (Jn 19:23). La frase de Juan aquí no tiene la menor intención de indicar que Jesús era rico, sino que los soldados estaban cumpliendo la profecía de Sal 22:18. Raymond Brown, en su clásico comentario del cuarto evangelio (Tomo 2, p.902), señala que “un vestido de ese tipono era necesariamente un lujo, pues un artesano sin ninguna pericia especial podría fabricarlo”. Además, los evangelios hablan de algunas mujeres que seguían a Jesús para atenderlo; lo más probable es que alguien le regaló esa túnica. Jesús y sus discípulos vivían de los donativos de algunas personas, básicamente como transeúntes fuera del sistema económico de su tiempo.
Abundan argumentos hasta estrafalarios para mostrar que Jesús no era pobre. Un defensor de esta teología ha argumentado que cuando bajaron al paralítico por el techo de una casa prestada, Jesús no se preocupó porque sabía que tenía recursos para reparar el techo.
¡El ejemplo de Jesús es la refutación más contundente de la teología de la prosperidad!
(7) Otro índice de la fidelidad bíblica de una teología es la música que produce. Aun cuando se entiende la desesperación de personas muy pobres, el materialismo y el egoísmo de estos coros no es la respuesta:
“Tengo un Dios muy, muy grande,
me da todo lo que le pido”
“traigo una ofrenda de guerra para
deshacerme de ti” [Satanás]
“Que Dios te colme de bendiciones,
Que te de plata, pero en montones”
La teología detrás de esos coros sólo puede considerarse herética. De bíblico no tiene ni la “b”.
¿Es evangélica la teología de la prosperidad? Eso depende de cómo uno define el evangelio. Por un lado, esta teología es una nueva versión del “evangelio de ofertas” o de lo que Dietrich Bonhoeffer llamó “gracia barata”. Ofrece prosperidad pero sin discipulado radical ni misión integral. Ofrece la “buena nueva” de una mejor condición económica, pero cuando no llega la prosperidad que se prometió y la semilla no da cosecha, esta teología resulta cruel, por la decepción que produce y el sentido de culpa por una supuesta falta de fe.
Por otro lado, esta teología se basa en el legalismo más estrecho y limitado en la historia del cristianismo. La imperativa exigencia que impone es muy sencilla: el deber ineludible de ofrendar. En ese reduccionismo se parece al fundamentalismo de inicios del siglo XX, cuya ética se reducía a unas cinco prohibiciones. Esta teología, en cambio, casi no tiene prohibiciones sino un solo mandamiento. Es un reduccionismo monetario.
¿Es teología la teología de la prosperidad? Aunque se ha dado en llamar “la teología de la prosperidad”, este movimiento en realidad no tiene nada que se parezca a una teología. Una teología busca integrar el sentido de la fe ante la palabra de Dios y los desafíos de su época. Quizá por no tener pensadores capaces de emprender esa tarea, o por estar tan ocupados en el activismo de sus seminarios y campañas y programas de radio y televisión, no parecen haber pensado en la coherencia de su fe cristiana en torno al eje que ellos han escogido. No han podido reinterpretar y aclarar significativamente, desde el enfoque de la prosperidad, ni la doctrina de Dios, ni de Cristo, ni de la iglesia, ni de la escatología, ni de ningún otro tema. Tampoco han podido elaborar una hermenéutica sensata para defender sus interpretaciones. Lo único que han ofrecido es una ensalada de textos escogidos y un proyecto financiero. Si eso es teología, es más estéril que una mula.
Conclusión: Con dolor y pena por nuestra comunidad protestante, tenemos que reconocer que la “teología de la prosperidad” no es ni bíblica ni evangélica, ni aun es teología. A los que amamos a las escrituras y a la iglesia, esta realidad debe llamarnos a mucha y muy ferviente oración.
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[P.d. Sugerencia de ministerios que merecen nuestras ofrendas: Además de un financiamiento razonable y responsable de la congregación local, y la ayuda generosa a los necesitados (especialmente familiares), hay ministerios cristianos que necesitan y merecen nuestro apoyo económico. Uno es Sociedad Bíblica en cada país (para Costa Rica, en Plaza Víquez) y otro es "Estudiantes Cristianos Unidos" que realiza un ministerio admirable en los colegios y universidades. El Coordinador es Fernando Montero (estudiantescristianosunidos@ gmail.com), en Colombia es UCU (gracemorillo@ucucolombia.org), en Nicaragua es Freddy Javier Méndez (fredman777@hotmail.com) y así en casi todos nuestros países. Después hay ministerios responsables como Visión Mundial y otros parecidos. Cualquiera de esos es mucho más digno y responsable que enviar ofrendas a Enlace. Cuando vamos a "sembrar", hagámoslo en ministerios que glorifican al Señor.]
¿Es bíblica la teología de la prosperidad? Parte II Por Juan Stam
Publicado por
IGLESIA FUENTES DE AGUA VIVA
on miércoles, 11 de noviembre de 2009
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ESTUDIOS VARIOS
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